Durante los últimos meses, han ocurrido eventos que han alterado definitivamente la vida en sociedad. Por un lado, ya es sabido que en Chile desde el 18 de octubre de 2019 comenzó una revuelta social que denunció las desigualdades generadas por el actual sistema económico capitalista, exigiendo nuevas respuestas a viejos problemas y evidencian-do la falta de legitimidad institucional. El llamado “estallido” instaló, entre otros temas, la necesidad de elaborar una nueva Constitución política mediante un proceso participativo y soberano. No obstante, dicho proceso de transfor-mación social ha quedado eclipsado por la crisis sanitaria creada a partir de la rápida expansión del virus COVID-19, generando una de las peores pandemias de la historia contemporánea, que igualmente ha aquejado a nuestro país. Si bien se han tomado medidas, como cuarentenas territoriales, confinamiento obligatorio y aislamiento social -con la subsecuente perplejidad ante la vorágine-, esta cuestión se materializa en condiciones de vida concretas y, justamen-te, la revuelta ya había mostrado las profundas desigualdades sociales y económicas que existen en nuestro país. En este sentido, nos planteamos las siguientes inquietudes y algunos desafíos para la acción pública.